Mitos y verdades de los anticonceptivos: ¿Pueden poner en riesgo las posibilidades de concebir?

Mitos y verdades de los anticonceptivos: ¿Pueden poner en riesgo las posibilidades de concebir?

A muchas mujeres les preocupa que el uso prolongado de anticonceptivos les genere trastornos en la ovulación que impidan un embarazo futuro. Sin embargo, existen numerosos mitos alrededor de este tema, y en especial sobre el uso del DIU

Datos textuales proporcionados por el Dr. Fernando Beltramone (MP: 22.205 – ME: 9.064), especialista en Ginecología y Obstetricia, en Medicina Reproductiva (SAMER) y en Cirugía Video Asistida (SACIL). Miembro del staff del Servicio de Tocoginecología de Clínica Privada Gallia.

 

Una preocupación persistente

Muchas pacientes llegan a diario al consultorio con grandes dudas y temores en relación al uso prolongado de métodos anticonceptivos. La principal consulta gira en torno a si esta utilización a lo largo de los años terminará por condicionar o impedir futuros embarazos, es decir, si les generará infertilidad.

La realidad dista mucho de esa idea, y lo cierto es que el acceso a métodos seguros de anticoncepción -utilizados responsablemente- no tiene ningún tipo de incidencia en la fertilidad futura.

De hecho, es importante destacar que gran parte de las preocupaciones relativas a la fertilidad post-anticoncepción son infundadas, y sin sustento científico.

 

Primer gran mito: los anticonceptivos hormonales

Los anticonceptivos hormonales pueden ser orales, inyectables y transdérmicos. Son compuestos precisamente hormonales que impiden la ovulación mientras se administran, retomando la ovulación normal al mes o dos de ser suspendidos.

Éstos se han perfeccionado con los años existiendo numerosas formulaciones, todas comparables en eficacia, pero adaptables al perfil de cada mujer según características y necesidades particulares. Desde los primeros tiempos (década del ’60), en que los contenidos hormonales eran muy altos, se ha reducido considerablemente la cantidad de hormona presente en el preparado hasta llegar a los anticonceptivos minidosis, con muy escasos o nulos efectos colaterales.

De esta manera, no es necesario el ‘mes de descanso anual’ en el que se suspendían por un mes las pastillas (práctica que origina muchos embarazos no deseados), y éstas se pueden utilizar por muchos años sin consecuencias.

En relación a este tema, la principal preocupación de muchas mujeres es que al suspender la medicación persista un estado de trastornos en la ovulación, que impida un embarazo. Frente a esta idea, se ha comprobado hace ya muchos años que dos a tres meses después de dejar de utilizar un anticonceptivo, se retoma la frecuencia menstrual habitual. Es decir, si la persona ovulaba mensualmente antes, tras interrumpir los anticonceptivos volverá hacerlo. Si, en cambio, la paciente tenía trastornos en la ovulación, los seguirá teniendo al volver a su ciclo habitual.

Más infundada aún es la preocupación de que el uso de anticonceptivos hormonales aumenta el riesgo de cáncer ginecológico. De hecho, está demostrado que los conceptivos orales no sólo no lo aumentan, sino que DISMINUYEN en un 40-50% el riesgo de cáncer de ovario y de endometrio, efecto sostenido varios años después de suspender su utilización.

 

Segundo gran mito: el DIU

El otro gran mito es el que gira en torno al Dispositivo Intrauterino (DIU). El DIU más utilizado es el que contiene cobre, el cual causa un estado de inflamación mínima permanente en el endometrio (que de hecho es el mecanismo anticonceptivo), neutralizando a los espermatozoides.

La preocupación real en cuanto a este dispositivo se basa en el hecho que al estar los hilos del DIU en la vagina, las bacterias que puedan infectar esta zona asciendan por esos hilos y trasladen la infección dentro del útero o las trompas. Pero la paciente que realmente tiene riesgo de infertilidad posterior es aquella que, teniendo un DIU de cobre, contrae una enfermedad de transmisión sexual (típicamente gonorrea o chlamydias), dejando un daño anatómico en las trompas.

En relación a esto, debemos destacar que la paciente con DIU que tiene pareja estable no padece este riesgo. De la misma manera, un control periódico médico (cada 6 meses), previene o disminuye este riesgo.

Por otra parte, el DIU que tiene progesterona (endoceptivo) no sólo no presenta este riesgo, sino que la progesterona aparentemente confiere una cierta protección para las infecciones ascendentes. Esto lo hace un anticonceptivo de elección en las pacientes que no tuvieron embarazos y no pueden tomar anticonceptivos, ya que no presentan consecuencias en la futura fertilidad.

Otra preocupación habitual en cuanto al uso del DIU es el temor al riesgo de una perforación uterina. Esto, cuando sucede, es más frecuentemente relacionado a la colocación misma del dispositivo, y es poco frecuente en manos expertas. La perforación y migración del DIU a largo plazo es una rareza.

 

Conclusión

En resumen, un uso adecuado de la anticoncepción no sólo no impacta en las posibilidades de concepción futura sino que además evita embarazos no deseados y posibilita la planificación del momento adecuado para lograrlo.

 

Fuente: IMPRESS-ACS

 

Larisa Londero

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