Ceremonia de entrega de remeras a personas curadas de Hepatitis C

Ceremonia de entrega de remeras a personas curadas de Hepatitis C

· Para los pacientes, tener esta enfermedad es como “vivir con una bomba de tiempo dentro que no se sabe cuándo puede explotar” y refieren que curarse es lograr desactivarla. Por eso, se reúnen para celebrar a medida que se van curando de esta enfermedad que afecta a cerca de 400 mil argentinos, de los cuales entre 6 y 7 de cada 10 lo ignoran.

· Este 28 de julio se conmemora una vez más el Día Mundial de Lucha contra las Hepatitis Virales y la Asociación Buena Vida trabaja para reforzar la necesidad de que todos los pacientes puedan curarse, independientemente del estadio en que se encuentre su enfermedad, y que más personas se realicen el test para detectarla a tiempo.

Buenos Aires, 24 de julio de 2018 – En el marco del Día Mundial de Lucha contra las Hepatitis Virales, que se conmemora este sábado 28 de julio, las personas con Hepatitis C hacen de la cura un verdadero hito y lo celebran con un evento emotivo adonde se ‘gradúan’ de pacientes.

Reconociendo el impacto transformador que curarse de la hepatitis C tiene en las personas, la Asociación Civil Buena Vida lleva adelante con frecuencia una ceremonia de entrega de remeras con los colores de la organización, que en el centro del pecho tiene un sello grande que dice CURADO, para aquellos pacientes que participan o no de sus grupos de apoyo y completan el tratamiento que les elimina definitivamente este virus de su hígado.

“Es muy emocionante. En muchos casos, curarse de la hepatitis C representa dejar atrás años de miedos, de incertidumbre y de angustia. En quienes habían intentado curarse sin éxito con los tratamientos históricos, ahora curados también dejan atrás las decepciones y el flagelo inútil al que habían expuesto a su cuerpo”, reconoció Rubén Cantelmi, paciente curado y presidente de la Asociación Civil Buena Vida.

Esta enfermedad es grave y va dañando paulatinamente al hígado sin dar señales. Muchas veces, se diagnostica cuando es demasiado tarde, ante un cuadro avanzado de cirrosis o de cáncer hepático. Por eso, curarse es liberarse de ese enemigo con el que se convivió durante tanto tiempo.

“Es cierto que da la impresión de que nos estamos graduando, pero no es tan así. Primero, depende del estadio de la enfermedad en que uno se cure, es factible que el hígado se encuentre dañado y en ese caso debemos seguir controlando y tratando nuestra salud hepática con el especialista. Además, existen determinados hábitos que seguirán de por vida, como lo es la ingesta nula de alcohol, por el impacto que puede ocasionar en un hígado agredido históricamente por el virus”, sugirió Marcelo Castro, paciente curado y miembro de Buena Vida.

“También dañan al hígado el consumo de drogas ilegales y la administración de determinados medicamentos, por eso es importante hacer un seguimiento sostenido en el tiempo con el hepatólogo inclusive una vez curada la hepatitis C”, agregó Castro.

La gran mayoría de las personas con hepatitis C ignora cómo contrajo hepatitis C, porque muchas veces el contagio fue casual y pasó inadvertido, antes de que se identificara el virus en el año 1992; se daba en el marco de situaciones médicas cuando el instrumental no se esterilizaba correctamente y no era descartable, o a través de transfusiones de sangre cuando no se buscaba este virus al analizar las muestras. Muchos contagios se dieron en cirugías en internación, en tratamientos de conducto en el odontólogo o a través de tatuajes o piercings.

En la actualidad, es mucho mayor la conciencia de estos riesgos y generalmente se toman las medidas adecuadas para prevenir la circulación del virus en este tipo de instrumentos.

Como muchos ignoran que estuvieron expuestos a situaciones de riesgo, es elevadísimo el grado de subdiagnóstico de esta enfermedad. La Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) estima que de cada 10 personas que tienen hepatitis C, entre 6 y 7 no lo saben.

Si se ignora que se la tiene, no se hace nada por combatirla y lo cierto es que en la actualidad están a disposición de los pacientes tratamientos cortos que curan en dos, tres o hasta seis meses esta enfermedad en más del 98 por ciento de los casos y para todos los subtipos del virus, a través de pastillas casi sin efectos adversos.

“Es tan diferente el panorama actual de lo que era décadas atrás, que nos duele recordar a todos aquellos que no llegaron a esta era de las drogas nuevas y fallecieron en el camino. Dicho esto, tenemos mucho trabajo por delante para que nadie se quede sin acceder a estos tratamientos”, subrayó Castro.

Esta enfermedad se puede curar, entonces tenemos que trabajar para que todos los argentinos, fundamentalmente los mayores de 35, se haga n al menos una vez en la vida el test de la hepatitis C para descartarla o para tomar medidas y curarse.

Otro punto muy importante es que las drogas nuevas curan, eliminan el virus, pero no previenen futuras reinfecciones, no funcionan como vacunas, por lo que no hay que volver a exponerse a sangre contaminada porque uno se vuelve a infectar. La prevención del contagio sigue aplicando igual que con aquellos que nunca tuvieron el virus, no se genera ningún tipo de inmunidad.

Los que esperan sin hacer nada

Un grupo que particularmente preocupa a la asociación Buena Vida está integrado por todos aquellos que saben que tienen hepatitis C, pero no están tomando ninguna carta en el asunto.

“Los servicios de hepatología nos cuentan que hay pacientes que son diagnosticados, se les comunica que tienen esta enfermedad crónica y severa, pero se van a su casa y no regresan para iniciar ningún tratamiento”, describió Rubén Cantelmi.

Los motivos son variados. El hecho de que no dé síntomas puede favorecer que algunos posterguen el problema y sigan con su vida normal, pero es un grave error, porque no hacen nada por frenar el daño que lentamente el virus va ocasionando sobre su órgano. La negación es enemiga de la cura.

Otros quizás han intentado curarse en el pasado con los tratamientos antiguos, que compartían algunos efectos secundarios con los que produce la quimioterapia. Entonces, representaba castigar mucho al cuerpo y en una buena medida sin los resultados esperados, porque sólo se lograba curar a una minoría. Ese grupo de desanimó y quizás crea que nunca se podrá curar, lo que es errado.

Un tercer grupo es factible que considere que nunca va a poder tramitar y recibir el tratamiento, pero el Ministerio de Salud de la Nación a través de su Programa Nacional de Hepatitis Virales trabaja activamente para que se pueda acceder a las drogas y cada vez más tempranamente.

Cuando las drogas nuevas fueron aprobadas por la ANMAT, primero eran indicadas para quienes presentaban un compromiso mayor de su hígado, lo que era una gran contradicción, porque se condenaba a los pacientes que tenían mejor pronóstico a dejar que su enfermedad avanzara. De todos modos, hoy ya el Ministerio de Salud y los especialistas recomiendan curar a todos, independientemente de la etapa en que cada paciente se encuentre.

Sentirse comprendido para salir adelante

La Asociación Buena Vida coordina grupos de pacientes desde 2012 a través de encuentros semanales. “Son espacios para escuchar y aconsejarse. Son muchas las emociones que se atraviesan ante el diagnóstico de la hepatitis C y el camino largo que se debe recorrer hasta curarse. Por eso, sentirse comprendido puede ser una piedra angular para salir adelante”.

Se reúnen semanalmente en los hospitales Ramos Mejía (lunes de 9.30 a 11.30), Durand (martes de 10 a 12 hs) y Argerich (jueves de 9.30 a 11.30 hs) y en la universidad Maimónides.

Seguí al Grupo Buena Vida en Facebook o visitá www.asociacionbuenavida.com.ar.

Para más información, Rubén Cantelmi (011) 154 870-3739 asociacionbuenavida@gmail.com

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