Reglas de oro sobre alimentos para niños

Reglas de oro sobre alimentos para niños

Lactancia Materna. La leche materna es el primer alimento para los lactantes. Se recomienda iniciarla en la primera hora de vida, y mantenerla como única forma de alimentación durante los 6 meses siguientes. A partir de entonces se recomienda continuarla hasta los 2 años o más, complementada adecuadamente con otros alimentos.

Cocinar bien los alimentos. Muchos alimentos crudos (en particular el pollo y la carne) pueden estar contaminados por agentes patógenos. Estos pueden eliminarse si se cocina bien el alimento.

Consumir inmediatamente los alimentos cocinados. Cuando los alimentos cocinados se enfrían a la temperatura ambiente, los microbios empiezan a proliferar. Cuanto más se espera antes de consumirlos, mayor es el riesgo de contaminación. Para no correr riesgos, conviene comer los alimentos inmediatamente después de cocinarlos.

Guardar cuidadosamente los alimentos cocinados. Si se quiere tener en reserva alimentos cocidos, o simplemente guardar las sobras, hay que prever su almacenamiento. En el caso de alimentos para lactantes, lo mejor es no guardarlos. Si los alimentos cocidos no se pueden enfriar por dentro tan deprisa como sería de desear, y la parte central del alimento sigue caliente demasiado tiempo, los microbios pueden proliferar y alcanzar rápidamente una concentración susceptible de causar enfermedades.

Recalentar bien los alimentos cocinados. Esta regla es la mejor medida de protección contra los microbios que pueden haber proliferado durante su almacenamiento. Un buen recalentamiento implica que todas las partes del alimento alcancen al menos una temperatura de 70ºC.

Evitar el contacto entre alimentos crudos y cocidos.Un alimento bien cocido puede contaminarse si tiene el más mínimo contacto con alimentos crudos. La contaminación cruzada puede ser directa, como sucede con la carne cruda de pollo o de vaca que entra en contacto con alimentos cocidos, o indirecta. Por ejemplo, no hay que preparar jamás un pollo crudo y utilizar después la misma tabla y el mismo cuchillo para cortar el ave cocida; porque podrían reaparecer los riesgos de contaminación microbiana.

Lavarse bien las manos. Hay que lavarse bien las manos antes de  empezar a preparar los alimentos y después de cualquier interrupción (en particular si se hace para cambiar al niño los pañales o ir al baño). Si se ha estado preparando alimentos crudos, como pescado, carne, o pollo, habrá que lavarse las manos antes de manipular otros productos alimenticios.

Mantener limpias todas las superficies de la cocina. Como los alimentos se contaminan fácilmente, conviene mantener perfectamente limpias todas las superficies utilizadas para prepararlos. No hay que olvidar que cualquier desperdicio, migaja o mancha puede ser reservorio de gérmenes. Los paños que entren en contacto con platos o utensilios se deben mantener limpios y desinfectados.

Mantener los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y otros animales. La mejor medida de protección es guardar los alimentos en recipientes bien cerrados.

Utilizar agua potable. El agua potable es tan importante para preparar los alimentos como para beber. Si el suministro hídrico no inspira confianza, conviene hervir antes de añadirla a los alimentos o de transformarla en hielo para refrescar bebidas. Importa sobre todo tener cuidado con el agua utilizada para preparar la comida de los lactantes.

*Asesoró: Meni Battaglia, asesora médica de la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil de la Argentina.

yortega

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