Preocupa el elevado déficit en la ingesta de nutrientes esenciales en la alimentación de niños de entre 4 y 12 años
Más de 3 de cada 4 niños no alcanzan los requerimientos medios de Vitamina D y Calcio, situación que se suma a deficiencias importantes desde los primeros años de vida de ácidos grasos esenciales omega 3 y hierro.
La diversidad de la alimentación es un atributo positivo de una dieta saludable. Cuanto mayor sea la variedad de alimentos consumidos, mejor será la cobertura de los requerimientos de nutrientes esenciales y a la vez menor la posibilidad de exceso en nutrientes críticos como azúcar o sodio.
Las recomendaciones de diferentes Guías Alimentarias coinciden en un equilibrio entre grupos de alimentos que priorice de forma preponderante a aquellos de buena calidad nutricional, los que debieran representar holgadamente más del 60% de la dieta total, mientras que los alimentos de baja calidad no deberían sobrepasar el 13% de la misma, incluso cuanto menor sea su presencia, mejor será la calidad de la dieta.
Sin embargo, la realidad de los niños argentinos de entre 4 y 12 años dista mucho de ser la recomendada por los especialistas: del total de los alimentos ingeridos solo un 31,5% corresponde a aquellos con buena calidad nutricional, una cifra similar ocupa los de calidad media y el 37% de lo que se ingiere en la dieta diaria de un niño corresponde a productos con baja calidad nutricional.
Ello explica deficiencias alarmantes, como que 6 de cada 10 (62% para el segmento de 4 a 8 años y 63% para el de 9 a 12) presentan una alimentación poco diversa, monótona, en base a una reducida cantidad de alimentos y con deficiencias en la ingesta de nutrientes esenciales.
Como resultado de esa alimentación deficiente, más de 3 de cada 4 niños argentinos de entre 4 y 12 años no alcanzan los requerimientos recomendados de Vitamina D y de Calcio, además de haber padecido deficiencias importantes en los primeros años de vida en la ingesta de ácidos grasos esenciales omega 3 y de hierro. Mientras que la deficiencia de fibra es casi total (97%).
Estas son algunas de las principales conclusiones de un informe preliminar elaborado por CEPEA (Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación) y que fue compartido por su titular Sergio Britos en ocasión de la presentación oficial de PROFENI (Profesionales Expertos en Nutrición Infantil), un grupo de trabajo que nuclea a destacados especialistas abocados al estudio de la problemática de la nutrición infantil.
“En un contexto de amplio sobrepeso y obesidad, se observan excesos en los consumos de alimentos de baja calidad nutricional. También se consume muy poco y de manera muy poco variada alimentos nutritivos, lo que determina múltiples deficiencias en nutrientes esenciales, con un fuerte impacto en la salud presente y futura del niño”, apuntó Sergio Britos, licenciado en Nutrición, director del Centro de Estudios sobre Política y Economía de la Alimentación (CEPEA) y de la Diplomatura Universitaria de la UCA sobre Alimentación Saludable y Sostenible e integrante de PROFENI.
Los métodos más frecuentes para medir diversidad se basan en la combinación de alimentos de distintos grupos que se consideran trazadores de una buena calidad nutricional de la dieta. Uno de los métodos propuestos por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) -y que fue el utilizado en este trabajo- consiste en agrupar a los alimentos en 10 grupos y analizar en cada individuo (en este caso los niños/as encuestados) la cantidad de grupos (alimentos de cada grupo) consumidos.
“El umbral de diversidad en esa escala de 10 grupos es 5 (menos de 5 es indicativo de una dieta poco diversa y 5 o más refleja una dieta variada). Ese umbral es superado solo por un tercio de los niños/as y más aún, solo el 14% combinaron 6 o más grupos de alimentos”, afirmó Britos.
En un contexto general y preocupante de dietas poco variadas, con un alto desequilibrio en el concepto saludable de la dieta y una alta concentración en alimentos de calidad media y baja (solo casi un tercio de la dieta es de buena calidad), los niños/as de entre 4 y 12 años (que además se ven reflejados en los indicadores recientemente difundidos de pobreza infantil) presentan altas prevalencias de ingestas insuficientes en nutrientes esenciales como Vitamina D, calcio, Vitamina A, C y fibra, entre los más característicos.
En opinión de María Elena Torresani, directora de la Especialización en Nutrición con orientación a Obesidad de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino de Tucumán y docente de la carrera de Nutrición de la Universidad Favaloro, el tema de la desnutrición infantil es un problema muy frecuente en los países de ingresos medios y bajos: “Mayores exigencias laborales de los padres, menos tiempo para la preparación de las comidas, todo contribuye a buscar soluciones rápidas que generalmente no ofrecen los nutrientes indispensables para acompañar el crecimiento saludable de nuestros niños”.
“Debemos considerar el tema en el hogar, en la escuela, en todos los ámbitos que modelen conductas, es una problemáticas general y solo abordándola de manera integral podemos mejorar los parámetros”, agregó Torresani, quien también integra el Grupo de Profesionales Expertos en Nutrición Infantil, una iniciativa apoyada por Danone.
Para la Licenciada en Nutrición Sandra Blasi, también integrante de PROFENI, “una alimentación adecuada debe ser nutritiva, variada, completa y equilibrada. Y debe estar compuesta por todos los grupos de alimentos presentes en las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) y también debe ser sostenible en relación al medio ambiente”.
A modo de ejemplo, la licenciada Blasi recomienda: comenzar el día con un desayuno completo; preferir comidas preparadas en casa; incorporar todos los días frutas y verduras a las comidas; elegir agua segura como bebida; a la hora de consumir carnes, retirar la grasa visible; utilizar aceite como condimento; limitar el agregado de sal en las preparaciones; moverse más y pasar menos tiempo frente a las pantallas.
Una manera de contrarrestar el elevado déficit de calcio y vitamina D sería consumiendo las tres porciones diarias de lácteos recomendadas. Los lácteos son fuente de calcio con muy buena biodisponibilidad y vitamina D. También aportan proteínas de alta calidad, vitaminas A y B, fósforo y magnesio. Entre los lácteos, el yogur -como alimento fermentado- se diferencia por su aporte de microorganismos vivos. Si tiene probióticos, otorga beneficios adicionales para modular la microbiota intestinal y el sistema inmunológico.
Otro de los datos que aporta el relevamiento de CEPEA es que los alimentos que integran la alimentación de los niños argentinos son reflejo de una dieta muy poco diversa, ya que no más de 35 alimentos son los más característicos o representativos: entre los más consumidos en el grupo de buena calidad se destacan la leche en sus diversas formas, milanesa de pollo rebozada, papa, huevo, pollo, banana, tomate, cebolla, manzana, naranja y zanahoria. Entre los de calidad media aparecen el pan, fideos, arroz, yogur endulzado, pizza, carne vacuna, galletitas crackers, milanesa de carne vacuna rebozada y quesos. Mientras que aquellos del grupo de baja calidad están compuestos por azúcar en preparaciones hogareñas, gaseosas y jugos, galletitas dulces, bizcochos salados, salchichas, tapas de hojaldre, mayonesa, manteca, helados, hamburguesas comerciales, facturas y alfajores.
Luego de analizar los datos del relevamiento, los especialistas de PROFENI coincidieron en 5 (cinco) rasgos dietarios que deben movilizar acciones decididas en política nutricional. Ellos son:
- Resignificar la presencia y consumo frecuente y adecuado de alimentos de origen vegetal (legumbres, granos y cereales integrales, hortalizas, frutas y frutos secos).
- Del mismo modo privilegiar como buenas fuentes proteicas a legumbres, yogur y leche y huevo.
- Asegurar el consumo recomendado de lácteos como fuente relevante de los nutrientes más deficitarios, en especial el consumo de yogur por su condición de alimento fermentado
- Disminuir el exceso de consumo de azúcar en diferentes alimentos, pero en especial bajo la forma de azúcar agregado en infusiones y preparaciones hogareñas, bebidas azucaradas y galletitas dulces y facturas.
- Moderar los consumos excesivos de alimentos feculentos (verduras o frutas ricas en fécula y cereales) y de carnes (en la actualidad la carne de pollo presenta niveles de consumo prácticamente equivalentes a los de carne vacuna).