Monóxido de Carbono: Cómo prevenir intoxicaciones

Monóxido de Carbono: Cómo prevenir intoxicaciones

El monóxido de carbono (CO) es un gas inodoro e incoloro, causante de las intoxicaciones más frecuentes y más difíciles de diagnosticar.

Ante la llegada del invierno, es importante tomar precauciones para evitar las intoxicaciones por inhalación de monóxido de carbono. MetroGAS, la distribuidora de gas natural más grande de la Argentina, brinda algunas recomendaciones para tener en cuenta al momento de cocinar, bañarse o calefaccionar el hogar, ya que vamos a estar utilizando alguna fuente de calor como calefón, hornallas u horno y estufas.

El monóxido de carbono (CO) es un gas altamente tóxico producido por una mala combustión de cualquiera de las sustancias susceptibles de ser quemadas para generar calor, como por ejemplo carbón, madera, querosén, alcohol o gas, que son materiales combustibles ricos en carbono y que necesitan oxígeno para quemarse. Si la cantidad de oxígeno disponible es insuficiente, la combustión será incompleta y generará monóxido de carbono.

Generalmente se produce por un mal estado de las instalaciones, insuficiente ventilación o instalación de artefactos en lugares inadecuados.[1] Aunque también se presentan casos por exposición a gases de escape del automotor y por inhalación de humo durante un incendio.

Según la Edición 2014 de la Guía de Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Vigilancia Epidemiológica de las Intoxicaciones por Monóxido de Carbono del Ministerio de Salud de la Nación, de acuerdo a los reportes del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS), cada año se registran en la Argentina cerca de 200 muertes por intoxicaciones con monóxido de carbono, sobre un total de aproximadamente 2500 casos.[2]Lo llamativo es que la mayoría de los casos son prevenibles y evitables, con medidas relativamente sencillas y conductas responsables.

Los accidentes por intoxicaciones por CO son producidos en un 87% por calefones, 8% por calefactores y 5% por cocinas.1 El CO ingresa al cuerpo a través de la respiración, llegando primero a los pulmones y luego incorporándose a la Hemoglobina del glóbulo rojo presente en la circulación sanguínea, desplazando al Oxígeno y generando Carboxihemoglobina.

Eso hace que al disminuir el oxígeno afecte en primer lugar al cerebro, con síntomas como mareos, náuseas y vómitos, y en segundo lugar al corazón, incrementando el riesgo de que se produzcan arritmias cardíacas, infarto de miocardio y la persona fallezca.

La absorción pulmonar es directamente proporcional a la concentración de CO en el ambiente, al tiempo de exposición, a la patología previa del paciente y a la frecuencia respiratoria (FR). Esta última depende de la actividad física realizada durante la exposición al CO y/o de la edad del individuo (la FR es mayor en lactantes y en niños pequeños)2.

El monóxido de carbono es altamente peligroso porque no es detectable a través de los sentidos: carece de olor, sabor y color; tampoco irrita los ojos ni la nariz. Un signo típico de la presencia de CO es que se siente como que ‘falta el aire’ en el ambiente.

En opinión de Mercedes Barlotti, médica toxicóloga, ex miembro de la Unidad de Toxicología del ‘Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez’, “estas intoxicaciones también suelen presentar síntomas como problemas de visión o de audición, olvidos, síntomas parkinsonianos, y hasta trastornos psiquiátricos.

Incluso se llegó a mencionar a este tipo de trastornos -muy frecuentes en las mujeres que por los años 1800 utilizaban las cocinas económicas a leña pasando muchas horas cocinando y se las conocía como ‘la locura de las cocineras’.

Fue Claude Bernard en 1857 quien describió por primera vez esta Intoxicación. Pero es muy importante estar alerta a las intoxicaciones ya que, por ejemplo, en el caso de las embarazadas, el que más sufre es el feto, que capta el CO entre 10 y 15 veces más que la mamá, ocasionando en consecuencia mayor falta de oxígeno, debido a que su Hemoglobina fetal es inmadura y más hábil para captar el Monóxido de Carbono, lo cual hace que necesite aproximadamente cinco veces más tiempo de tratamiento con oxígeno, una vez que la mamá esté asintomática, para estar seguros que eliminaremos todo el CO del feto.

Para Rafael Rodríguez Roda, Gerente de Asuntos Públicos de MetroGAS, “es importante realizar un adecuado mantenimiento de todas las fuentes de calor, haciéndolas revisar periódicamente por un gasista matriculado. Con una medida tan sencilla como ésta podríamos evitar intoxicaciones que ponen en serio riesgo la salud y la vida de las personas”. “Esta situación no discrimina clases sociales, se da en todos los estratos”, agregó el ejecutivo.

«Debemos tener en cuenta que un calefactor para funcionar necesita de un combustible (gas) un comburente (oxígeno) y una fuente de energía (un sistema de clic, por ejemplo) que dé una chispa para encender la llama» explica Barlotti, quien también es miembro fundador de la Asociación Toxicológica Argentina (ATA)-. “Hablamos de combustión incompleta cuando no hay aberturas que permitan el ingreso permanente de oxígeno, entonces la llama consume sólo el que se encuentra en el ambiente, generando monóxido de carbono”.

 

Larisa Londero

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