Variación de la presión arterial en el consultorio: ¿mito o realidad?

Entre el 20 y el 45 por ciento de las mediciones de presión arterial estarían influenciadas por la ansiedad que puede generar la consulta médica[1]. Este fenómeno consiste en presentar registros elevados cuando quien toma la presión es el médico clínico o el cardiólogo, pero niveles normales en el resto de los contextos cotidianos 1 . A la inversa, cerca de 1 de cada 5 hipertensos arroja valores normales en el consultorio, aunque en otros contextos tenga presión alta1. Ambos cuadros pueden desencadenar errores terapéuticos. Por lo tanto, se recomienda no confiar en una medición única, sino registrar varios valores en distintos momentos del día, ya sea a través de un monitoreo automático de 24 horas 4 o con múltiples mediciones domiciliarias 5 .

“Es frecuente que, en el consultorio, un paciente se sorprenda porque sus niveles de presión son elevados y refiera que cuando se mide en su casa los registros son normales. Probablemente, ambas mediciones sean correctas, porque la presión arterial fluctúa continuamente, varía cada vez que late el corazón y eso ocurre unas 100 mil veces al día. Esta variabilidad es normal, aunque en algunas personas puede estar incrementada”, detalló el Dr. Daniel Llanos, médico cardiólogo, integrante de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

Algunos pacientes presentan presión arterial elevada en el consultorio, pero en su vida habitual tienen valores normales. Se da más en mujeres, adultos mayores y no fumadores[2]. Si el profesional toma como referencia solo esa medición, posiblemente indique un tratamiento farmacológico a quien no lo necesita2. Este fenómeno es conocido como ‘hipertensión del guardapolvo blanco’ y su prevalencia alcanza a entre el 20 y el 45% de los casos1.

Según la Sociedad Europea de Cardiología, para considerar que se está en presencia de este cuadro, la persona debe presentar mediciones elevadas en tres visitas médicas distintas, al menos dos mediciones con presión normal fuera del consultorio y ausencia de daño en órganos blanco (fundamentalmente, corazón, riñón y cerebro)1.

“En estos casos, la recomendación es no indicar tratamiento con medicamentos (farmacológico), pero sí sugerir cambios en los hábitos de vida, disminuir la ingesta de sal y visitar con frecuencia al especialista, ya que algunas de estas personas serán más propensas a desarrollar hipertensión arterial en el futuro”, explicó el Dr. Llanos en el marco de una iniciativa de concientización a la comunidad del laboratorio Teva.

Actualmente, se considera que la hipertensión del guardapolvo blanco es una condición no inocente, ya que puede revestir aumento del riesgo cardiovascular. Estudios sugieren que estas personas presentan más chances de sufrir anormalidades metabólicas y su riesgo se encuadraría en algún punto intermedio entre los que no tienen hipertensión y los que la tienen en forma crónica1.

En contrapartida, también existe la situación opuesta, en la que alguien sí padece hipertensión, pero cuando se le mide la presión arterial en la consulta médica sus valores son normales. A esta situación se la conoce como ‘hipertensión oculta’[3].

Tal como sugirió el Dr. Llanos, en estos casos “el riesgo cardiovascular es alto y suele indicarse tratamiento farmacológico. Muchos tienen en consultorio presión arterial limítrofe (“normal-alta”), lo que es más frecuente en hombres, fumadores, personas con diabetes o mucho estrés”.

Para evitar errores diagnósticos y de tratamiento, existen herramientas al alcance de los médicos y los pacientes. El monitoreo ambulatorio de presión arterial es un registro de 24 horas, medido con un dispositivo automático que el profesional entrega al paciente, quien debe utilizarlo durante un día de vida normal. Se coloca un brazalete, que viene con un pequeño aparato que se sujeta al cinturón o a una correa y registra mediciones cada 15 minutos durante el día y cada media hora por la noche[4].

Por otra parte, también se puede indicar un monitoreo domiciliario, en el que el paciente se efectúa múltiples mediciones en su casa durante varios días con un dispositivo que le brinda el médico y siguiendo las indicaciones precisas que éste le indique (tras unos minutos de reposo, sentado, sin cruzar piernas ni brazos, en horarios determinados, etc.)[5]. Estos métodos minimizan el margen de error para tomar decisiones como el inicio o no de un tratamiento antihipertensivo.

“La presión arterial está constantemente influida por factores de la vida diaria que la modifican, como la hora, la actividad, la temperatura, el nivel de estrés emocional, algún dolor puntual, la alimentación, la realización de ejercicio físico o la ingesta de determinados medicamentos, entre otros. Por eso, es importante considerar varios registros para evaluarla”, completó el Dr. Llanos.

Según los resultados preliminares de la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, el 40,6% de las personas mayores de 18 años presentó presión arterial elevada. Entre quienes no se sabían hipertensos, 3 de cada 10 presentaron niveles elevados de presión arterial[6].

Janet Melano

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