Hipertensión arterial en el embarazo: primera causa de muerte materna

Hipertensión arterial en el embarazo: primera causa de muerte materna

Así lo afirmaron especialistas en el marco del XXVI Congreso Argentino de Hipertensión Arterial.

En el marco del XXVI Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, que se desarrolla en Mar del Plata entre el 11 y el 13 de abril, los especialistas aseguraron que la hipertensión arterial en el embarazo es la primera causa de muerte materna, además de aumentar el riesgo de retraso en el crecimiento intrauterino y de complicaciones perinatales; de ahí la importancia de detectarla a tiempo y mantenerla bajo control. Se considera muerte materna al fallecimiento de una mujer durante la gestación o dentro de los 42 días posteriores al parto o a la fecha de finalización del embarazo.

“Se estima que entre el 5 y el 10% de las embarazadas presenta hipertensión arterial. Mientras que en el grupo de embarazadas de alto riesgo, como pacientes con obesidad, lupus o diabetes, entre otras, esta prevalencia aumenta a cerca del 30%. El diagnóstico es similar que en cualquier otra persona: mediciones repetidas de presión arterial que den por encima de 140/90 mmHg”, expresó el Dr. Walter Espeche, médico especialista en medicina interna y Secretario del Comité Organizador del XXVI Congreso Argentino de Hipertensión Arterial.

“Las mujeres con más riesgo de sufrir complicaciones en el embarazo son aquellas que presentan sobrepeso u obesidad, embarazos múltiples, las menores de 20 años y las mayores de 40 o las que ya presentaron estos problemas en embarazos previos. Las embarazadas deben consultar al médico de manera urgente cuando su presión arterial supere los 140/90 mm Hg o cuando tengan los siguientes signos de alarma: visión borrosa o nublada, dolor de cabeza intenso, náuseas y/o vómitos persistentes, si notan una disminución o ausencia de movimientos del bebé, si registran dolor en el abdomen superior derecho o en la boca del estómago, si padecen fotofobia (intolerancia a la luz) o si advierten una exagerada tendencia al sueño (somnolencia)”, afirmó la Dra. Judith Zilberman, especialista en Cardiología e Hipertensión Arterial y Presidenta de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

Si la hipertensión se detecta dentro de la primera mitad del embarazo, es decir, en las primeras 20 semanas de gestación, es probable que se esté frente a un caso de hipertensión crónica. Sin embargo, si las mediciones elevadas ocurren luego de esta etapa, lo más frecuente es que sea hipertensión gestacional, una condición que padece hasta el 17% de las embrazadas. Si bien suele ser una alteración leve, en ocasiones puede plantear complicaciones severas y llegar a tener un gran impacto en la salud de la embarazada y de su bebé[1],[2],[3].

Uno de los riesgos asociados a la hipertensión en embarazadas es que se desarrolle ‘pre-eclampsia’, una condición que, entre otras situaciones, puede afectar la placenta y alterar el flujo sanguíneo hacia el feto, pudiendo traer graves complicaciones a la madre y al hijo. Se estima que cerca del 15% de los casos de hipertensión gestacional pueden progresar a esta condición, mientras que en aquellas mujeres que ya padecían hipertensión, esa cifra asciende hasta el 50%.

“Por ello, es muy importante que las mujeres controlen en forma periódica sus valores de presión arterial durante el embarazo, particularmente si se tiene en cuenta que la presión arterial elevada es una enfermedad ‘silenciosa’, que no genera síntomas. En las consultas programadas del embarazo es habitual que se registre la presión arterial para lograr detectar a tiempo cualquier alteración y tomar las medidas correspondientes para mantenerla bajo control”, resaltó la Dra. Irene Ennis, especialista en medicina interna, Presidenta del Comité Organizador del XXVI Congreso Argentino de Hipertensión Arterial.

Sin embargo -si es que no lo hace- todas las embarazadas deberían recordarle a su médico de cabecera que les tome la presión en cada visita de control. “Un hábito saludable que toda la población debería incorporar es medirse la presión arterial periódicamente, para lo cual es ideal contar con un tensiómetro automático validado para su uso. Existen otros tipos de tensiómetros, pero no son recomendables: los de mercurio están prohibidos y los aneroides deben calibrarse cada 3-6 meses, y eso no se suele realizar”, consignó el Dr. Espeche.

Para prevenir cuadros de hipertensión arterial, los especialistas recomiendan mantener un estilo de vida saludable incluso antes de comenzar la gestación. Entre otros consejos, invitan a realizar actividad física, llevar una dieta mediterránea variada que incluya un adecuado aporte de productos lácteos e ingerir proteínas para el correcto crecimiento del feto. En contrapartida, se aconseja que las embarazadas con hipertensión mantengan una dieta que no esté totalmente desprovista de sal, porque podría ser contraproducente para el bebé.

“Los factores de riesgo como obesidad, hipertensión arterial y diabetes, así como la edad, dada la creciente población de mujeres con elevada edad reproductiva, representan mayor riesgo de desarrollar complicaciones durante el embarazo, como enfermedades cardiovasculares y renales, mayor riesgo fetal (como la restricción del crecimiento fetal intrauterino) y tener niños con bajo peso al nacer[4]. Por lo tanto, se deben controlar sus enfermedades crónicas metabólicas para disminuir estas complicaciones”, subrayó la Dra. Zilberman.

Una particularidad que se da en el caso de embarazadas con hipertensión es que no es recomendado medicarlas a menos que su presión sea igual o mayor a 150/100 mmHg. Además, ésta no se debe bajar a menos de 120/70mmHg, porque podría reducir el flujo placentario, lo que perjudicaría el normal desarrollo del feto.

En ocasiones, se da lo que se denomina ‘hipertensión de guardapolvo blanco’: en el consultorio se registra una medición de presión elevada, pero en otras situaciones la paciente presenta niveles normales. Esto ocurre tanto en embarazadas como en otros grupos. Para evitar errores en el diagnóstico, lo ideal es realizar un estudio (‘presurometría de 24 horas’) que efectúa mediciones durante un día entero generando resultados más confiables.

Janet Melano

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